La cámara no capta el mundo tal y como es, le aplica su propia visión y algunos efectos, como destellos, exageración de la profundidad de campo, o el llamado "grano fotográfico". En los tiempos de la fotografía analógica -con esos obsoletos carretes de película fotosensible-, el grano era más o menos agradable, en muchos casos le aportaba un cierto estilo o calidad a la imagen. Pero muchas cámaras digitales actuales producen un ruido no tan agradable, generalmente una textura de puntos de color, generalmente en las zonas oscuras de la imagen.
Por suerte las últimas generaciones de cámaras de gama media y alta consiguen un grano mucho más fino y uniforme. Pero los que no tenemos la suerte de tener el último gadget tenemos que limitarnos a utilizar los valores de sensibilidad ISO más bajos -arriesgándonos a fotos movidas-, o bien retocar la fotografía una vez volcada en el ordenador. He encontrado una técnica que funciona bastante bien para esto. Seguir leyendo.